Todos conocemos a la familia real inglesa como los Windsor, pero no siempre fue así. Normalmente el nombre de una dinastía lleva el apellido de los reyes y se transmite por línea paterna. Inglaterra ha tenido varias dinastías, algunos ejemplos son los Plantagenet ( el famoso Ricardo I Corazón de León), Tudor (Enrique VIII por ejemplo), o la predecesora de la actual, Hannover (la reina Victoria).
Originariamente el apellido de la familia real inglesa era Sajonia-Coburgo-Gotha, se trata de una dinastía alemana. Durante la Primera Guerra Mundial no quedaba bien llevar el nombre del enemigo, así que se cambió el apellido y se eligió el de Windsor, el nombre del castillo residencia preferido de la familia.
Así el 17 de julio de 1917 el rey Jorge V cambió su apellido de Sajonia-Coburgo-Gotha a Windsor, más corto y más británico. La familia real belga, también Sajonia-Coburgo-Gotha e invadida Bélgica por los alemanes, se limitó a cambiar de escudo sin modificar el apellido. Posteriormente Isabel II mantuvo el apellido sin adoptar el de su marido y oficializó el nombre de Windsor para la familia obligando a sus descendientes a portar el apellido cuando se casaran, así que serán Windsor hasta que otro rey o reina decida cambiar la dinastía.
Hay otra historia relacionada que me gusta más, durante la Primera Guerra Mundial, también hubo bombardeos de Londres (en 1915 empezaron los bombardeos con dirigibles), uno de los bombarderos más empleados eran los Gotha G IV, así que no quedaba bien que la familiar real inglesa se apellidara igual que los bombarderos que atacaban Londres. Estos aviones empezaron a bombardear Londres el 13 de junio de 1917, un mes antes del cambio de nombre, quizás fueron la “gota” que colmó el vaso.
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