Una de mis recientes lecturas ha sido “La guerra de Espartaco” del autor norteamericano Barry Strauss. No voy a relatar las campañas de Espartaco en esta estrada, me limitaré a comparar la obra de Barry Strauss y los hechos que se suponen más o menos ciertos con la historia conocida por el gran público, básicamente la famosa película de Kubrick, Espartaco.
La película nos muestra a un Espartaco nacido esclavo y trabajando en una cantera. Todos los autores parecen coincidir en que era un antiguo soldado tracio, que sirvió en el ejército romano dentro de las tropas auxiliares (contingentes que suministraban los pueblos aliados y que cubrían los flancos de las legiones), que fue castigado por deserción y acabó de gladiador. Por lo tanto nació libre.
Cuando Espartaco se rebela, se apodera del ludus junto al resto de sus compañeros, en la realidad hubo una rebelión de esclavos que fue sofocada pero un grupo de ellos consiguió escapar.
La historia de Glabro tiene cierta fidelidad histórica, fue con tropas poco preparadas y se confió, siendo derrotado a los pies del Vesubio. A partir de ahí el ejército rebelde fue aumentando y derrotando a contingentes romanos formados apresuradamente.
Sí hubo una traición de los piratas, pero en circunstancias diferentes. Espartaco intentaba cruzar el estrecho de Messina hacia Sicilia, para luego intentar el paso a África, en la película es en Brundisium, hacia el tacón de la bota.
En la obra cinematográfica, Craso y Espartaco coinciden, en la realidad no se sabe, aunque probablemente no. Espartaco luchó junto a los romanos y en esa campaña participó Craso, pero es difícil que hubieran coincidido.
En la película Espartaco muere crucificado. La realidad parece diferente, todas las fuentes parecen coincidir en que murió en la batalla, intentando abrirse paso entre la filas romanas para acabar con Craso. Siglos después Ricardo III moriría de forma similar en los campos de Bosworth, intentando abrirse paso hasta Enrique Tudor. Eso sí, las fuentes coinciden en la crucifixión de los supervivientes capturados.
Marco Licinio Craso acaba la película como gran triunfador y como dictador de Roma, la realidad fue menos exitosa, tuvo que compartir el poder con Pompeyo que lo superaba en fama, finalmente ambos fueron superados por César.
Un final desesperado para alguien que murió intentando conseguir lo que nadie debe perder, la libertad. Debería ser un ejemplo para nosotros que por comodidad nos dejamos ir pisando poco a poco. Deberíamos aprender a ser un poco como Espartaco.
En la obra cinematográfica, Craso y Espartaco coinciden, en la realidad no se sabe, aunque probablemente no. Espartaco luchó junto a los romanos y en esa campaña participó Craso, pero es difícil que hubieran coincidido.
En la película Espartaco muere crucificado. La realidad parece diferente, todas las fuentes parecen coincidir en que murió en la batalla, intentando abrirse paso entre la filas romanas para acabar con Craso. Siglos después Ricardo III moriría de forma similar en los campos de Bosworth, intentando abrirse paso hasta Enrique Tudor. Eso sí, las fuentes coinciden en la crucifixión de los supervivientes capturados.
Marco Licinio Craso acaba la película como gran triunfador y como dictador de Roma, la realidad fue menos exitosa, tuvo que compartir el poder con Pompeyo que lo superaba en fama, finalmente ambos fueron superados por César.
Un final desesperado para alguien que murió intentando conseguir lo que nadie debe perder, la libertad. Debería ser un ejemplo para nosotros que por comodidad nos dejamos ir pisando poco a poco. Deberíamos aprender a ser un poco como Espartaco.
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