Hoy hablaremos sobre la ampliación del
Canal de Panamá, la noticia es conocida, el consorcio adjudicatario
de la obra, la ha parado por sobrecostes inasumibles. El consorcio
está liderado por la empresa española SACYR, junto con la Italiana
Impregilo, la belga Jan de Nul y la panameña CUSA.
Consorcio | Puntuación Técnica | Presupuesto (mill. dólares) |
SACYR, Impregilo, Jan de Nul y CUSA | 4.088,5 | 3.118 |
Bechtel, Mitsubishi Co., Taisei Co. | 3.789,5 | 4.186 |
ACS, Acciona, FCC Hochtief, Constructores ICASA | 3.973,5 | 5.981 |
En la tabla vemos los datos de
adjudicación, el consorcio ganador ofreció la mejor oferta
económica y consiguió la mejor puntuación técnica. Los sobres con
la oferta económica se abrieron posteriormente a la valoración
técnica.
Primeras quejas
El consorcio encabezado por la
norteamericana Bechtel fue el gran derrotado, y de Estados Unidos
vienen las principales quejas.
Principalmente el bajo coste rayando la temeridad, 1.000 millones de dólares menos, aunque vemos que la oferta de Bechtel rebajaba en 1.800 millones la de ACS, no sé si tanta diferencia será normal, o los estudios previos que se suministraron a las empresas no eran muy buenos o muy completos.
Se pensó en reclamar, pero Bechtel consideró que su obra utilizaba métodos muy innovadores y que quizás no habrían sido apreciados, por lo que no veían posibilidades en un recurso.
Principalmente el bajo coste rayando la temeridad, 1.000 millones de dólares menos, aunque vemos que la oferta de Bechtel rebajaba en 1.800 millones la de ACS, no sé si tanta diferencia será normal, o los estudios previos que se suministraron a las empresas no eran muy buenos o muy completos.
Se pensó en reclamar, pero Bechtel consideró que su obra utilizaba métodos muy innovadores y que quizás no habrían sido apreciados, por lo que no veían posibilidades en un recurso.
Movimientos políticos
Detrás de la adjudicación hubo una
lucha política. Por cables de Wikileaks sabemos que la embajadora
norteamericana puso todo la carne en el asador y achacó su derrota a
la influencia de la corona española. Además las comunicaciones de
la embajada con Washington dejan claro que los diplomáticos
americanos consideraban una baja temeraria la oferta ganadora.
Lamentablemente Panamá no tiene legislación contra bajas
temerarias. Aún así en otro concurso reciente SACYR ha perdido
porque se consideró su oferta demasiado baja.
Parón de la obra
La obra se para (aunque según algunos,
se para por la presión de Impreglio) y el consorcio ganador alega
sobrecostes imprevistos que elevan el precio de la obra en 1.000
millones de dólares, lo que sería la diferencia con la segunda
oferta, motivo por el cual algunos ven una prueba de oferta a la baja
para conseguir la obra y luego ya veremos. Es buen momento para
comentar que los panameños habían estimado el coste de la obra en
5.250 millones de dólares y la ley panameña limita a un 20% por
encima de ese precio lo que sería aceptable. Como vemos tanto SACYR
como Bechtel estaban muy por debajo.
La culpa del adjudicatario.
Hay otro problema más que no se ha
aireado tanto, pero que sí causo revuelo en Panamá en el momento de
la adjudicación. El administrador del canal cuando se adjudicó la
obra, era Alberto Alemán Zubieta, anteriormente había trabajdo en
CUSA una de las empresas del consorcio ganador y actualmente un primo suyo
está al frente de CUSA, además algunos parientes más están
metidos en el negocio de las obras del canal.
El presidente de Panamá Ricardo Martinelli criticó el hecho y ahora se ha sabido por las filtraciones de Wikileaks que el vicepresidente de Panamá, Juan Carlos Varela, confesó a la embajadora estadounidense, Barbara Stephenson, que el consorcio español era "débil" y tendría "dificultades para acabar la obra". En 2010 dijo que el dos o tres años se pararía la obra, no se equivocó por mucho, las obras se pararon a los cuatro años.
El presidente de Panamá Ricardo Martinelli criticó el hecho y ahora se ha sabido por las filtraciones de Wikileaks que el vicepresidente de Panamá, Juan Carlos Varela, confesó a la embajadora estadounidense, Barbara Stephenson, que el consorcio español era "débil" y tendría "dificultades para acabar la obra". En 2010 dijo que el dos o tres años se pararía la obra, no se equivocó por mucho, las obras se pararon a los cuatro años.
Conclusiones
Sacar conclusiones es complicado,
aunque a todos nos parezca que la desviación es grande, hay que
reconocer que la obra es complicada, las diferencias entre las
ofertas eran grandes y los sobrecostes son habituales. Pero debemos
reconocer que no huele bien. Adjudicador antiguo director de una
empresa del consorcio ganador y con parientes en ella, posible baja
temeraria, aunque todo esto se sabía y nadie reclamó así que tan
grave no sería o quizás cuando se calla ante irregulares es porque
todos habían hecho trampas.
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