Oviedo no solo es la capital de Asturias, sino también un paraíso para los amantes de los dulces. Sus confiterías, muchas con décadas de historia, han elevado la repostería artesanal a un arte que atrae tanto a locales como a turistas. Desde los emblemáticos carbayones hasta las finas moscovitas, cada establecimiento tiene un producto estrella que lo define. Aquí te presentamos las mejores confiterías de Oviedo y lo que las hace imprescindibles en 2025.
1. Camilo de Blas – El Carbayón
Fundada en 1914, Camilo de Blas es un ícono de la repostería asturiana. Su producto estrella, el carbayón, nació en 1924 por encargo del alcalde de Oviedo para la Feria de Muestras de Gijón. Este pastel de hojaldre relleno de crema de almendra marcona, bañado en yema y cubierto de un glaseado brillante, es el símbolo dulce de la ciudad. Su textura crujiente y sabor equilibrado lo hacen inolvidable. Ubicada en la calle Jovellanos, sigue siendo un referente nacional.
Personalmente a mí me gustan más sus conchitas (receta original mejicana), masa de bollo suizo recubierta de pasta de té. Pero en cualquier sitio que miréis ponen los carbayones, para gustos hay colores.
3. Confitería Peñalba – Bombones
Fundada en 1930, Peñalba (calle Milicias) tiene como estrella los bombones, artesanales y con gran variedad, tenéis al menos 20 diferentes. Algunos mencionan los de trufa como los mejores, pero mi consejo es probarlos todos y luego ya elegís.
Además de los bombones, Peñalba ofrece una amplia gama de productos artesanales como tartas, pastas, pasteles y canapés. La confitería es conocida por su esmerada selección de materias primas, su experiencia artesanal y la cuidadosa presentación de sus productos
4. Confitería Asturias – Milhojas
Yo no soy de milhojas, pero cualquiera de sus pasteles están de muerte.
Desde 1929, La Mallorquina en la calle Milicias Nacionales es famosa por sus casadielles, un dulce asturiano tradicional de hojaldre frito relleno de nuez, azúcar y anís. Aunque ofrecen una amplia gama de productos, este clásico destaca por su textura crujiente y su sabor nostálgico, perfecto para acompañar un café. Es un pedazo de historia en cada bocado.
Hay muchas más pero estas son las de más renombre e historia, y suficiente para un buen atracón.
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