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domingo, 30 de octubre de 2016

La tragedia del Hindenburg

El 6 de mayo de 1937, el dirigible alemán Hindenburg se incendió cuando atracaba en Lakehurst (Nueva Jersey), murieron 36 de las 97 personas que viajaban a bordo. La explosión liberó los depósitos de agua del dirigible cayendo ésta sobre el pasaje y reduciendo el número de víctimas.

Como curiosidad era capaz de cruzar el Atlántico en tres días y el Empire State Building se diseñó con una alargada aguja en la que pudiera atracar un dirigible.

Los dirigibles alemanes estaban tripulados por marinos, los consideraban una nave y entraba dentro del ámbito de la marina, nacieron antes de la aviación militar.

Completamente construido en duraluminio: 245 m de largo, 41m de diámetro, 16 bolsas (14 de hidrógeno y dos balones de aire) con una capacidad de 200.000 metros cúbicos de gas, y cuatro motores diésel Daimler-Benz DB 602 de 1200 CV (890 kW). Alcanzaba una velocidad máxima de 135 km/h.


Iba a ir relleno de helio pero el embargo norteamericano obligó a los alemanes a usar hidrógeno mucho más inflamable y peligroso que el helio, este último no estaba exento de peligros y los dirigibles americanos también habían sufrido accidentes. 


Teorías sobre el accidente

Las teorías son variadas, en general apuntan hacia la peligrosidad del hidrógeno, una chispa, electricidad estática, una fuga, etc. Pero el hecho que el incendio (no hubo explosión) comenzase en popa la zona de los dormitorios de la tripulación ha dado alas a la imaginación.


Una teoría que se barajó fue el incendio de la pintura que recubría el dirigible, bastante inflamable, pero se ha desechado por varios expertos al no poder producir un incendio tan rápido como el que destruyó el Hindenburg. Aunque la llama del hidrógeno es blanca y en la película que grabó el accidente se ve llama amarilla, el consenso apunta a un incendio del hidrógeno que a su vez quemó la superficie del dirigible.

El sabotaje: es la más apasionante y la que ha hecho correr más ríos de tinta. Hay dos principales sospechosos:
  • Eric Spehl un fotógrafo que viajaba en el Hindenburg, murió en el accidente. El motivo sería destruir un gran símbolo de la Alemania nazi. Su novia era comunista y antinazi, el fuego se originó cerca de su zona de trabajo y varios testigos dijeron haber visto algo como el flash de una cámara de fotos, que podría haberse usado como detonante, antes de que se produjese la deflagración. 
  • Joseph Spa, que no simpatizaba con los nazis y tuvo la oportunidad para colocar un explosivo con la excusa de ir a alimentar a su perro. Llegó a ser investigado por el FBI. 

La película más famosa “Hindenburg” de 1975 desarrolla la teoría de un sabotaje.

El suicidio de un pasajero es una de las teorías más rebuscadas, en la que un pasajero pudo suicidarse antes del aterrizaje disparándose a si mismo, o al Zeppelin con una pistola Luger, que habría sido encontrada entre los restos con una bala menos. Nunca se ha dado mucha credibilidad a esta teoría.

Conclusiones

Un grupo de científicos, liderado por el ingeniero británico Jem Stanfield,  construyeron un modelo a escala para probar diversas teoría, llegando a la conclusión que la causa del incencio fue la electricidad estática que acumuló el dirigible al atravesar una tormenta eléctrica  poco antes de llegar a Lakehurst. Cuando el dirigible atracó, descargó la estática por el brazo de atraque y las chispas que generó incendiaron el dirigible a través de cualquier pequeña fuga de hidrógeno.


Una aeronave impresionante con un triste final, pero no dejo de pensar que en los tiempos actuales y con una más avanzada tecnología quizás fuera viable técnicamente y económicamente recuperar los dirigibles para viajes.

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