La corte de Felipe II, apodada la Corte Negra por su severidad, fue escenario de un turbio caso que mezcló política, ambición y asesinato. En 1578, Juan de Escobedo, secretario de Don Juan de Austria (hermano del rey), fue brutalmente asesinado en las calles de Madrid. Este hecho desató una cadena de acontecimientos que salpicó a altos cargos del reino.
Antonio Pérez, secretario de Felipe II, había sido pupilo del Príncipe de Éboli, uno de los mejores amigos del rey, fallecido hacía unos años. A diferencia de su maestro, Pérez no fue fiel a la monarquía y se dedicó a robar y conspirar. Uno de sus intereses era enfrentar a Juan de Austria con Felipe II.
Para enredar las cosas, consiguió colocar como secretario de Juan de Austria a uno de sus hombres, Juan de Escobedo. Pero este, fascinado por la figura del hermanastro del rey, se cambió de bando y fue fiel a su nuevo señor, intentando desenmascarar a Antonio Pérez.
Antonio Pérez |
Para ello, viajaba desde Flandes (donde estaba destinado Juan de Austria como gobernador) hasta Madrid. Pero Antonio Pérez, con cartas falsificadas, convenció a Felipe II de que Juan de Escobedo estaba poniendo a Juan de Austria en su contra y aceptando sobornos. Es decir, acusó a Escobedo de lo que él mismo estaba haciendo.
Felipe II creyó la farsa y autorizó la muerte de Escobedo. Tras un par de fallidos intentos de envenenamiento, envió a seis sicarios que lo mataron a la salida de la casa de la Princesa de Éboli.
La emboscada |
La Princesa de Éboli era la viuda del mejor amigo de Felipe II, una Mendoza de las familias más poderosas de Castilla. Se había retirado a un monasterio a la muerte de su esposo, pero lo abandonó después de un par de años para conseguir en Madrid favores para colocar bien a sus seis hijos. Primero casó a su hija mayor con el Duque de Medinaceli y le dio como dote a su hija Ana el coto de Doñana (de ahí el nombre).
Para colocar al resto de sus hijos, se arrimó a Antonio Pérez. No hay pruebas irrefutables, pero todos suponen que fueron amantes. También parece que a Escobedo le gustaba la Princesa. No está claro si ella participó en la muerte de alguna manera o simplemente estaba en medio de la trama.
La familia de Escobedo lo defendió y consiguió una carta incriminatoria contra Pérez. Descubierta la farsa, Felipe II arrestó a Antonio Pérez, pero éste, después de unos años, consiguió fugarse y refugiarse en Aragón acogiéndose a sus fueros. Luego huyó a Francia e Inglaterra, y allí escribiría un libro atacando a Felipe II.
Ana Hurtado de Mendoza de la Cerda (Princesa de Éboli) |
Finalmente, con la fuga de Antonio Pérez, se recrudeció el acoso a la Princesa. Felipe II, rabioso por la fuga, lo pagó con la única que tenía a mano. La Princesa de Éboli tuvo la mala suerte de estar en el peor momento en el lugar equivocado.
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