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domingo, 7 de abril de 2024

Un Crimen en la Corte: El Caso Escobedo y Antonio Pérez

La corte de Felipe II, apodada la Corte Negra por su severidad, fue escenario de un turbio caso que mezcló política, ambición y asesinato. En 1578, Juan de Escobedo, secretario de Don Juan de Austria (hermano del rey), fue brutalmente asesinado en las calles de Madrid. Este hecho desató una cadena de acontecimientos que salpicó a altos cargos del reino.

Antonio Pérez, secretario de Felipe II, había sido pupilo del Príncipe de Éboli, uno de los mejores amigos del rey, fallecido hacía unos años. A diferencia de su maestro, Pérez no fue fiel a la monarquía y se dedicó a robar y conspirar. Uno de sus intereses era enfrentar a Juan de Austria con Felipe II.

Para enredar las cosas, consiguió colocar como secretario de Juan de Austria a uno de sus hombres, Juan de Escobedo. Pero este, fascinado por la figura del hermanastro del rey, se cambió de bando y fue fiel a su nuevo señor, intentando desenmascarar a Antonio Pérez.

Antonio Pérez
Antonio Pérez

Para ello, viajaba desde Flandes (donde estaba destinado Juan de Austria como gobernador) hasta Madrid. Pero Antonio Pérez, con cartas falsificadas, convenció a Felipe II de que Juan de Escobedo estaba poniendo a Juan de Austria en su contra y aceptando sobornos. Es decir, acusó a Escobedo de lo que él mismo estaba haciendo.

Felipe II creyó la farsa y autorizó la muerte de Escobedo. Tras un par de fallidos intentos de envenenamiento, envió a seis sicarios que lo mataron a la salida de la casa de la Princesa de Éboli.

El asesinato
La emboscada

La Princesa de Éboli era la viuda del mejor amigo de Felipe II, una Mendoza de las familias más poderosas de Castilla. Se había retirado a un monasterio a la muerte de su esposo, pero lo abandonó después de un par de años para conseguir en Madrid favores para colocar bien a sus seis hijos. Primero casó a su hija mayor con el Duque de Medinaceli y le dio como dote a su hija Ana el coto de Doñana (de ahí el nombre).

Para colocar al resto de sus hijos, se arrimó a Antonio Pérez. No hay pruebas irrefutables, pero todos suponen que fueron amantes. También parece que a Escobedo le gustaba la Princesa. No está claro si ella participó en la muerte de alguna manera o simplemente estaba en medio de la trama.

La familia de Escobedo lo defendió y consiguió una carta incriminatoria contra Pérez. Descubierta la farsa, Felipe II arrestó a Antonio Pérez, pero éste, después de unos años, consiguió fugarse y refugiarse en Aragón acogiéndose a sus fueros. Luego huyó a Francia e Inglaterra, y allí escribiría un libro atacando a Felipe II.

Ana Hurtado de Mendoza de la Cerda (Princesa de Éboli)
 La Princesa de Éboli tuvo peor suerte. Fue encerrada en una cárcel más rígida. Ella estaba buscando favores para sus hijos, y en esa época estaba negociando el matrimonio de una de sus hijas con un miembro de la casa de Braganza. En esos años, el rey de Portugal había muerto en la batalla de Alcazarquivir y había una competencia entre Felipe II y los Braganza por la corona libre. Felipe II sería el vencedor, y al parecer le pareció bastante mal la alianza de la Princesa con ellos. Esta teoría se reafirma porque unos meses después de asegurarse la corona portuguesa, liberó a la Princesa y la dejó retirarse a un convento.

Finalmente, con la fuga de Antonio Pérez, se recrudeció el acoso a la Princesa. Felipe II, rabioso por la fuga, lo pagó con la única que tenía a mano. La Princesa de Éboli tuvo la mala suerte de estar en el peor momento en el lugar equivocado.

 

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