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miércoles, 18 de enero de 2017

La leyenda de los barcos de madera de la Guerra de Cuba

Ha llovido desde la Guerra de Cuba, pero permanece todavía en el imaginario popular, quizás por ser la última guerra declarada de España,  Cuba fue la última guerra en la que se embarcó España con una potencia extranjera, el resto fueron altercados coloniales en Marruecos, guerras internacionales en Irak o guerras civiles que es mejor olvidar.

Todos sabemos como empezó (la explosión del Maine) y como terminó con la derrota ante Estados Unidos y el abandono de Cuba y también de Filipinas, aunque ésta última parece haber dolido mucho menos.

No hablaré de la guerra me limitaré a la leyenda de los barcos de madera. Desde pequeño oí la historia de los barcos de madera que se enviaron a luchar contra los yanquis (en España un americano será siempre un yanqui aunque el término no les guste) y se sacrificaron en una batalla imposible de ganar.

Crucero Acorazado Vizcaya. No era de madera.
Por supuesto esa leyenda en falsa. Los barcos españoles no eran de madera, solo los auxiliares. La flota española era inferior a la yanqui en tonelaje de barcos y potencia de fuego, pero los barcos españoles eran más rápidos, con tácticas adecuadas se les podría haber sacado partido. El almirante Cervera y Topete se encerró en un puerto (Santiago de Cuba) con una salida estrecha y cuando no le quedó más remedio que salir lo hizo de uno en uno y con los americanos esperando fuera.


Cervera estaba en contra de la guerra de Cuba consideraba que la guerra contra los yanquis estaba perdida y que en el improbable caso de vencer la población de Cuba estaba en contra de España y tampoco se podría conservar la isla. Fue probablemente esta opinión la que motivó sus decisiones, nunca buscó combate y se acabó refugiando en puerto donde fue bloqueado por la armada yanqui, como hemos mencionado de salida estrecha lo que dificultaba una salida combatiendo. 

Al llegar a Cuba la flota americana se había dividido en dos aunque tenían órdenes de no entablar combate con la flota española por separado, pero Cervera ni lo intentó, cuantas veces en una guerra una provocación ha inducido a un error. Una vez bloqueado en puerto se plantearon tres opciones:

1. Villaamil (murió en la batalla) propuso atacar la costa americana con destructores, sabía que algunos puertos como Nueva York carecían de defensas esto obligaría a la retirada de barcos y dejaría las fuerzas más igualadas.

2. Bustamente-Quevedo (murió en los combates alrededor de Santiago) propuso salir de noche y escalonadamente para reducir las pérdidas.

3. Cervera rechazó ambas y optó por una tercera, salir a pleno día con los barcos pegados a la costa, se supone para que nos marinos ganaran fácilmente tierra después de hundido el barco, todo un alarde de optimismo. La opción fue un desastre, se perdieron todos los barcos, cientos de vidas y apenas se dañó la flota americana.

No se sabe la razón que llevó a Cervera a esas decisiones, siendo un reputado y experimentado marino, quizás esperaba retrasar lo inevitable para dar tiempo a un acuerdo de paz. Pero en todas las decisiones se ve un fatalismo excesivo. Sea lo que fuere su labor fue un desastre y llevó a sus hombres a una muerte estúpida. Cervera en cambio sobrevivió a la batalla y aunque se inició un proceso contra él, quedó en nada y acabó sus días como senador vitalicio. Hay cosas que nunca cambian.

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