He leído el libro “El Enigma Hess”
de Martin Allen, y la teoría que defiende es que Hess iba realmente
a buscar un acuerdo de paz con los ingleses. Todos pensábamos que
estaba loco, que era una teoría rebuscada y ridícula pero al final
va a resultar cierta. En mayo de 1941 Rudolf Hess lugarteniente de
Hitler viajó en avión a Escocia, nunca se ha aclarado el hecho, la
versión oficial que se ha mantenido siempre es la del ataque de
locura. Según Martin Allen no es así.
Los ingleses mantuvieron las ofertas en
secreto, no les interesaba que se supiera, con esas condiciones sería
difícil justificar la continuación de la guerra. Y tampoco querían
una paz que diera tiempo a los nazis para volverse más fuertes y
organizar un imperio en el este de Europa. El servicio secreto inglés
mantuvo la ficción (una facción pacifista que destituiría a
Churchill y firmaría la paz) de la negociación para engañar a los
alemanes y ver si se animaban a un ataque a Rusia abriendo así un
segundo frente que les llevaría a la derrota, la táctica les salió
bien y los alemanes no remataron a los ingleses y se desviaron hacia
Rusia.
El día del viaje los ingleses
esperaban a un emisario alemán, tenían encendidas las luces del
aeródromo en Escocia e incluso a un par de Hurricanes que
interceptaron el Me-110 de Hess se les ordenó volver, pero al final
apagaron las luces del aeródromo y Hess se extravió y acabó
saltando en paracaídas. ¿Cuál fue la razón?
La explicación es simple, los ingleses
esperaban a un emisario de menor nivel, Ernst Bohle, pero cuando
descubrieron que venía Hess les entró el pánico. Ellos no pensaban
negociar en serio, hablarían y pedirían algo complicado que el
emisario debería consultar con Berlín y así seguirían con el
juego unos meses más. Pero cuando descubrieron que venía Hess eso
ya no valía, Hess era el segundo al mando y tenía poderes
ejecutivos, ya no habría que consultar con Berlín era Berlín el
que venía y se descubriría su juego.
El asunto de la locura estaba planeado
de antemano, a Hitler no le interesaba que se conocieran las
negociaciones a no ser que llegaran a buen término, así que Hess y
Hitler habían acordado que si las cosas salían mal la locura sería
la tapadera que salvaría la cara de Hitler.
Quizás este sea el fin del misterio o
quizás no sea la versión definitiva.
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