Ya llevamos un tiempo con el escándalo de los trenes que no entran en los túneles tanto en Asturias como en Cantabria. Os voy a contar la historia para aclarar un poco las cosas y también señalaré algunos aspectos del escándalo que no dejan nada bien a Asturias. Como siempre me gusta esperar unos días para que la mierda vaya saliendo a la luz.
Primero debemos aclarar que los trenes sí caben en los túneles, pero no respetan la distancia de seguridad a las paredes o techo que marcan las normas. Éstas van cambiando y se hacen más restriciivas con el paso de los años, y también cambian las dimensiones de los túneles (básicamente cuando hay reparaciones del firme se reduce la altura del túnel). El problema de estos trenes es que no cumplen por altura, no dejan suficiente espacio con el techo para cumplir la normativa actual.
Renfe es la que ha encargado el proyecto y ha hecho los pliegos, Adif la empresa encargada de gestionar la red es la que suministra los datos. Adif dice que Renfe ha puesto mal los datos en los pliegos y Renfe dice que Adif dio datos erróneos. No creo que sea tan difícil de comprobar.
Los trenes están sin construir todavía, la empresa encargada CAF, una veterana en estas lides, cuando se puso a cumplir el contrato que había ganado se dió cuenta del error y lo comunicó, así que el problema se podría resolver rápido sino fuera por la enfermiza burocracia de la administración.
Lo peor ha sido el anuncio falso del cese de dos mandos intermedios para depurar responsabilidades, unos días después se supo que los cesados eran uno que se jubilaba y otro que acababa contrato, como vemos mentiras y más mentiras, y aquí no pasa nada.
Pero el problema en Asturas realmente es más grave, la noticia salió en el diario "El Comercio" y en Asturias nadie dijo nada, ni gobierno, ni oposición, ni sociedad civil, pero cuando en Cantabria pusieron el grito en el cielo, sólo entonces aquí empezaron a protestar. La impresión que han transmitido es que la región está adormecida, podrida de corrupción y aquí nadie dice palabra, no sea que pierdan el sitio en el pesebre.
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