Estos días que tenemos todavía recientes las elecciones generales y que según algunos en unos meses tendremos que volver a votar. He considerado oportuno o curioso recordar el experimento de Alexander Todorov, psicólogo búlgaro que da clases en Princeton.
El experimento era simple, mostró los rostros de los candidatos a la cámara y senado estadounidense a personas que no los conocían. Simplemente les mostraban las fotos de los dos rivales y les preguntaban por el más competente de los dos, sin mencionar que eran políticos que se habían presentado a una elección. Se usaban políticos locales de regiones lejanas para asegurarse el desconocimiento por el entrevistado
El 70% de los encuestados eligió al ganador de las elecciones, basta con ver las fotos unas décimas de segundo para hacerse un juicio. John Antonakis de la Universidad de Lausana, hizo un experimento similar pero esta vez eligió a candidatos franceses y sus encuestados fueron un grupo de adultos y otro de niños. Como curiosidad a los niños se les preguntó por el que eligirían como capitán de barco para una expedición; a los adultos nuevamente por la persona que les parecía más competente o capaz sin mencionar que fueran candidatos a unas elecciones. Los adultos eligieron un 72% a los vencedores de las elecciones y los niños acertaron en un 71%.
Parece claro que solo con ver el rostro de una persona ya nos predispone a favor o en contra. Estudiando las imágenes se ha comprobada que las características comunes a los ganadores son un mentón fuerte y una ligera sonrisa. Según otros estudios este efecto aumenta en electores poco informados y que ven mucho la televisión, en electores bien informados el efecto es menor pero no inexistente ni mucho menos. Por lo que no podemos negar que un político con un buen rostro, una cara que inspire competencia no necesariamente guapo, ya ha ganado la primera batalla, su rival tendrá que luchar duro para recuperar el terreno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario